UN TIÓ DE NADAL MUY PARTICULAR

Durante estos días, un personaje muy peculiar y famoso en Cataluña y Aragón ha estado de visita en la clase de PT, ilusionando grandemente a niños y niñas: ni más ni menos el Caga Tió, que les ha dado "chuches" a cambio de haberlo alimentado en días previos. ¿Que no conocéis esta vieja costumbre de nuestro país? Pues os la explicamos sin problemas a continuación.



En catalán, “tió” viene a referirse a un tronco de madera (tizón). En este caso se trata de un ser mitológico, de aspecto simpático y alegre, que suele instalarse en el salón de los hogares catalanes unos 15 días antes de Navidad (normalmente, para el día de la Inmaculada). Consiste en un tronco de madera al que se adorna con dos patas delanteras y una cara sonriente. Fundamental en su atuendo son la barretina (gorro tradicional) y la manta, que lo cubre para que no coja frío.

Los niños/as deben encargarse de su alimentación en los días previos a la Navidad, que suele consistir en frutos secos, agua y frutas frescas, comida que desaparece “misteriosamente” porque se la va comiendo (si no lo hace, porque no le guste, el padre o la madre la retiran). Cuanto más y mejor lo cuiden, más generoso será este. Momentos antes de la Nochebuena o el día de Navidad, según la tradición familiar, los niños/as se acercarán al Caga Tió y le cantarán una canción típica, tras lo cual le dan golpes con un palo o bastón con el fin de que entregue sus regalos.

En realidad, el Caga Tió no es el tronco sino el acto de aporrearlo para que done regalos. El mecanismo es el siguiente: se les pide a los niños/as que salgan de la habitación, se esconde un regalo bajo la manta y luego vienen a cantar y atizarle, y así con cada regalo, que suelen ser varios y sencillos para dar oportunidad de repetir la acción varias veces.

La función termina cuando el Tió regala un objeto simbólico para indicar que ya no dará más hasta el año siguiente: un diente de ajo, un huevo, una cebolla, un arenque salado...

Este personaje no es ni más ni menos que un símbolo del afecto y la reciprocidad de los buenos actos: si eres bueno con los demás, los demás serán buenos contigo; si eres bueno con el Tió (al que hay que alimentar cada noche), este te dará regalos que te encantarán. El motivo de tener que atizarle con un palo de madera viene de que, antiguamente, la mayoría de los hogares de Cataluña disponían de una chimenea y había que atizar los troncos para avivar el fuego.

La tradición viene de tiempos muy antiguos, a causa de una leyenda en la que se explicaba cómo en una casa había aparecido en la chimenea un tronco que hablaba, de aspecto similar al de un hombrecito viejo, y que le dio un mensaje a los habitantes: debían darle un tesoro a una mendiga que al día siguiente, el día de Navidad, llamaría a la puerta. Los dueños así lo hicieron y, a partir de entonces, el Tió cada año fue benévolos con ellos regalándoles un presente antes de Navidad.

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